Separado y protegido por un foso interior, el Caballero contaba con todas las dependencias necesarias para albergar al personal encargado de su defensa, al igual que todos los medios materiales precisos para ello, entre los cuales no podía faltar la reserva de agua, almacenada en una interesante cisterna de planta angular.

La altura total del caballero debía sobrepasar la del baluarte, de tal manera que los cañones situados en sus troneras duplicasen la capacidad conjunta de fuego y además permitiese controlar desde una mayor elevación el terreno circundante. La construcción del caballero no se llegó a terminar.