Las cortinas son muros habitualmente rectilíneos, que se extienden de baluarte a baluarte y cierran el recinto principal. La altura media de baluartes y cortinas, contada desde el nivel del foso, era de unos 12 metros. El revestimiento de la escarpa (plano inclinado que limita las obras de la parte exterior), podía ser de ladrillo o de piedra. Este es el caso en el castillo de San Fernando, donde se encuentra formada por mampostería aparejada en que destaca la perfección de los sillares de esquinas y acuerdos. Sobre el cordón, también de sillería, se levantaba el parapeto en el que se abrían las troneras para las piezas de artillería.