El revellín es una fortificación triangular situada frente al cuerpo de la fortificación principal –generalmente al otro lado de un foso– cuyo objetivo es dividir a una fuerza atacante y proteger los muros de cortina mediante fuego cruzado.

Cada uno de los hornabeques de la plaza de San Fernando, tiene un revellín cubriendo su cortina; estos revellines, que son todos iguales, disponen de dos bóvedas para alojamiento de su guarnición.

Por regla general, en los revellines el lado del triángulo que se muestra al interior de la fortaleza no es fortificado y en ocasiones ni siquiera existe, ocupando su lugar escaleras y rampas de acceso a la fortificación para tropas y cañones, así como en algunos casos los cuarteles de la fuerza que ha de guarnecerlos. Esto se hace para evitar que los enemigos puedan hacerse fuertes en ellos si consiguen tomarlos.