Los hornabeques se construían a cierta distancia de una fortificación para fortalecer un flanco débil. La misión principal del hornabeque era obligar a la artillería enemiga a situarse más lejos de la fortificación principal para que no llegasen a dañarla.

El hornabeque de San Miguel, es semejante al de San Roque, excepto en que no existe en él ninguna puerta para comunicación con el exterior sólo dispone de 15 bóvedas para alojamiento de personal. Su objeto es cubrir la cortina norte de la fortaleza.