El revellín es una fortificación triangular situada frente al cuerpo de la fortificación principal –generalmente al otro lado de un foso– cuyo objetivo es dividir a una fuerza atacante y proteger los muros de cortina mediante fuego cruzado.
El revellín de San Miguel cubre el hornabeque del mismo nombre y se encuentra más al norte de la fortaleza.
Por regla general, en los revellines el lado del triángulo que se muestra al interior de la fortaleza no es fortificado y en ocasiones ni siquiera existe, ocupando su lugar escaleras y rampas de acceso a la fortificación para tropas y cañones, así como en algunos casos los cuarteles de la fuerza que ha de guarnecerlos. Esto se hace para evitar que los enemigos puedan hacerse fuertes en ellos si consiguen tomarlos.